“Mi ‘negro’ es un embellecedor de
calzado” luz
Lustrar zapatos era un
acto obligatorio que debían realizar los hombres de un tiempo ya pasado pero no tan lejano, esta actividad
iba ligada junto a las corbatas y los peines masculinos, ninguno de estos
factores podía faltar en un excelente caballero, ellos eran una obra de arte.
Según la enciclopedia
libre Wikipedia, este oficio tuvo sus orígenes en el siglo XIX aunque el betún
solo apareció en el mercado a principios del siglo XX. A pesar de que no se
tiene una fecha exacta desde hace cuanto se comenzó a realizar esta labor en
las calles de Medellín, de lo que sí hay registro, son las obras realizadas por
los pintores y artesanos ‘paisas’, al parecer ver a un hombre embolar zapatos
en medio de una plaza era algo que valía la pena plasmar.
Carlos Mario Paniagua
Parra, nacido el 26 de octubre de 1960 en la ciudad de ‘la eterna primavera’
cuenta con orgullo y entusiasmo la historia de como llegó a ser un ‘bolero’ y
como las empresas del sector privado por medio de sus labores sociales han
mejorado la vida de los lustradores dejándolos trabajar a la entrada de sus
infraestructuras.
(Fotografía por: Geraldine Castro Posada)
Carlos, quien es hijo
de Antonio José Paniagua y Rosa María Parra, vivió gran parte de su infancia en
las calles o como lo dice el de “gamín”, a los 7 años cansado de repetir primero de primaria durante tres años
seguidos sabiendo que no le gustaba el estudio, decide ir a buscar la comida
por su cuenta junto con su hermano Francisco Javier, ambos consiguen trabajo en
la carrera número 53a “Días Granados” descargando alimentos como maíz, frijol
entre otros, pero esta labor para ellos era demasiado agotadora y no daba lo
suficiente como para comer, así que comienzan a pedir los ‘sobrados’ en la
Plaza Minorista de Medellín, este tipo de actividades fueron abandonadas 3 años
después por problemas de salud a causa
de las comidas que les regalaban.
Desde allí Paniagua se
dedicó a embetunar zapatos y ahora lleva en el oficio 43 años, para el su
trabajo es la felicidad, pues por medio de esto “puedo ayudarle a las personas
a relajarse de alguna manera y eso me hace más feliz que cualquier persona que
se gane un platal, además tengo a mi esposa y a mi hijo y nada más gratificante
que ver como puedo sostener a mi familia por mis propios medios”
Actualmente
Carlos Mario trabaja con Bancolombia como lustrador, para él, es una gran ayuda
que una empresa como ésta le de trabajo
y no solo es esa entidad, el asegura que existen muchas más que le ayudan a sus
colegas y “es algo muy bueno, por que mejoran la situación económica de muchos
‘boleros’ y cada vez se ven menos por ahí en las plazas esperando haber que
aparece”
Parra cobra por sus
servicios $2.500 pesos y tiene de 8 a 25 clientes al día, el cree que aunque no
es mucho el dinero que recibe con “esa platica” puede comprar comida, pagar los
servicios y darle el estudio a su hijo de 17 años.
Su esposa, Luz Marina
Álvarez quien vive con el hace 11 años en el barrio la Francia expresó que “Mi ‘negro’
es un embellecedor de calzado”.
la investigación constrastada a una labor algo desconocida con un aire de arte es algo inovador para una nota, me agrada lo diferente y poco cotidiano, es muy buena la historia.
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